La luz que no puedes ver
La lámpara que tal vez estás usando para leer este libro o la pantalla que te muestra este texto usan energía que viene en una buena proporción de combustibles fósiles (esto varía según dónde vivas, pero si vives en Argentina es una alta proporción). Es decir, estás aprovechando energía solar antigua. Esta idea está capturada elocuentemente en el libro ‘La luz que no puedes ver’ de Anthony Doerr, donde el personaje Werner se maravilla ante el poder latente oculto en un simple pedazo de carbón. Este carbón, formado durante millones de años, no es más que los restos cristalizados de antiguos ecosistemas, una vez vibrantes y llenos de vida, cuya energía derivaba directamente del sol: encierra “luz que no puedes ver”.
Esta metáfora crea un elegante puente entre el pasado y el presente y nos ayuda a comprender nuestro modelo de la Figura 2 desde un ángulo diferente. Los exuberantes bosques y pantanos del período Carbonífero, floreciendo bajo la mirada del sol, capturaron y almacenaron energía solar a través de la fotosíntesis, sentando las bases de lo que eventualmente se convertiría en nuestros yacimientos de carbón y reservas de petróleo y gas. Hoy en día, cuando aprovechamos estos combustibles fósiles, estamos esencialmente accediendo a esta antigua luz solar y liberando la energía almacenada por organismos ya extintos. La quema de combustibles fósiles es, por lo tanto, no solo una reacción química, sino una liberación de energía solar, un eco vívido del pasado que nos recuerda el papel perdurable del sol como una fuerza que sostiene la vida, incluso en su forma antigua y fosilizada. Se estima que los combustibles fósiles que usa la humanidad en un año derivan de un millón de años de funcionamiento ecosistémico (Boyce, 2022). Para visualizarlo, basta con mirar la Figura 2 e imaginar un millón de años en los cuales las pérdidas por calor y respiración fueron menores que la radiación absorbida y, por lo tanto, gradualmente se acumuló energía que hoy consumimos en uno. Particularmente desde la revolución industrial, la humanidad “funciona a pilas”.

Consumo global de energía fósil en forma de carbón (coal), petróleo (oil) y gas. La unidad de medida es teravatio-hora, una medida de potencia ejercida por tiempo. Un TWh equivale a lo que generan 1360 millones de paneles solares en un año. Se estima que la productividad primaria bruta anual del planeta son unos 50 mil TWh (120 PgC/año, cada gramo de C equivale a 1.5 MJ y MJ equivale a 2.78 × 10^-10 TWh.)