El término “ecosistema” es relativamente reciente. Fue acuñado en 1935 en una publicación de Arthur G. Tansley, un botánico inglés. Como puede verse en el extracto del artículo al pie de esta página, Tansley creó el término para hacer notar que los organismos vivos no sólo se relacionan entre sí sino también con el entorno abiótico, y forman en conjunto un “sistema”, una categoría más en la jerarquía de variados sistemas físicos del universo, como el átomo o el universo mismo. Sin embargo, hoy hay bastante acuerdo en que los ecosistemas no son un escalón por encima de las comunidades en la escalera de niveles de organización (Currie, 2011). Son reconocidos más por los procesos que en ellos ocurren que por su condición de entidades delimitadas. Esos procesos son esencialmente el flujo de la energía y el ciclo de los nutrientes.

Curiosamente, el término ha salido del ámbito biológico y ecológico y ha sido cooptado por los de la tecnología, las organizaciones o el mercadeo. Se habla así, por ejemplo, del “ecosistema Agtech” para referirse al conjunto integrado de actores, dinámicas y factores que interactúan en el sector de tecnología aplicada a la agricultura. La idea del “ecosistema” en este sentido enfatiza la interdependencia y las interacciones complejas entre los diferentes participantes y factores, similar a cómo los organismos interactúan en un ecosistema biológico. En ambos casos, el todo es considerado más que la suma de sus partes.

Extracto del artículo clásico en el que Tansley (1935) acuñó el término “ecosistema”.